La fotografía callejera vive del timing, la intuición y la perspectiva, pero el objetivo que eliges tiene una influencia decisiva en cómo percibes y representas el mundo. Tener un buen entendimiento de cómo diferentes distancias focales afectan tu imagen te ayuda a capturar escenas auténticas e impactantes de la vida cotidiana.
Muchos fotógrafos callejeros optan por lentes de distancia focal fija, especialmente en el rango de 35mm o 50mm. Estas distancias focales corresponden aproximadamente al ángulo de visión natural del ojo humano y transmiten así una sensación realista e inmersiva. Una gran apertura de diafragma, como f/1.8 o mayor, también es ventajosa: no solo te permite fotografiar en condiciones de luz cambiantes, sino que también proporciona una profundidad de campo reducida que destaca tu sujeto del fondo.
La discreción suele ser la clave en la fotografía callejera. Los objetivos compactos y ligeros hacen que tu equipo sea más manejable y menos intrusivo. El enfoque automático también juega un papel importante: debe ser rápido y preciso para que no te pierdas momentos espontáneos.
Los objetivos gran angular crean cercanía y profundidad, y atraen al espectador directamente a la acción. Sin embargo, debes tener cuidado con las distorsiones, especialmente al fotografiar personas desde corta distancia. Distancias focales un poco más largas, como 85mm, son ideales para retratos naturales desde mayor distancia, sin perturbar la situación.

Al final, se trata de adaptar conscientemente tu objetivo a la escena callejera correspondiente, ya sea en callejones concurridos, rincones tranquilos o al capturar expresiones fugaces. Con un poco de práctica, tu objetivo no solo será una herramienta, sino una parte de tu visión fotográfica.